Una bonita fachada ventilada, una bonita rehabilitación, pero lo realmente importante, el trabajo por el que se invierten tantas y tantas horas con tantas y tantas manos diferentes, son esos elementos que luego no se verán, que no serán vistosos, que no llamarán la atención de nadie porque, precisamente, ese es su trabajo.
Parece increíble que no haber puesto algo tan sencillo y pequeño como una albardilla con su goterón correspondiente haya podido generar tantos y tantos problemas a un edificio. Para empezar, la caida de piezas a la calle, que no es ninguna tontería.
El resto de la rehabilitación será más espectacular, más vistosa, pero este pequeño elemento es fundamental.
Detalle de la nueva albardilla de compuestos sobre impermeable y la albardilla original.
